sábado, 2 de noviembre de 2013

¿No más respiración boca a boca?
La reanimación cardiopulmonar es igual de eficaz cuando no se hace el boca a boca.
Ángel Díaz
La reanimación cardiopulmonar salva cientos de miles de vidas cada año en todo el mundo, gracias a la intervención inmediata de los testigos de un paro cardiaco, responsables de atender a la víctima mientras llegan los servicios de emergencia. Pero hay quien piensa que, tradicionalmente, este método se ha planteado mal, ya que sería más eficaz que los primeros auxilios realizados por personas no profesionales se limitaran al masaje cardiaco y omitieran la ventilación artificial, más conocida como boca a boca.

Dos nuevos estudios que publica esta semana la revista 'The New England Journal of Medicine' inciden en este debate. Ambos han seguido en cientos de pacientes los resultados de dos clases de auxilios: la reanimación pulmonar estándar, que incluye ambas intervenciones, y la versión más novedosa, que se centra en la compresión pectoral y evita la ventilación. Y los dos coinciden en señalar que ésta última es la mejor opción, aunque con matices.

Una de las investigaciones, dirigida desde EEUU, concluye que la reanimación sin boca a boca no logra por sí misma salvar más vidas en el instante de la intervención, pero los pacientes que han recibido este auxilio tienden a evolucionar mejor que aquellos a los que se aplicó la variante tradicional, con boca a boca incluido.

El otro estudio, realizado en Suecia, resalta que no hay diferencias significativas entre la efectividad de ambas modalidades, por lo que, según sus autores, se hace preferible la variable más simple como medida de primeros auxilios, hasta que lleguen los profesionales y se hagan cargo del paciente.

Ambas estadísticas tuvieron en cuenta el resultado de los auxilios propiciados por testigos no experimentados y que seguían las instrucciones telefónicas de los profesionales sanitarios. El estudio estadounidense, dirigido desde los servicios de Emergencia de Seattle y la Universidad de Washington, analizó el progreso de casi 2.000 pacientes que habían recibido asistencia tras un paro cardiaco, la mitad de ellos con el método de reanimación habitual y la otra mitad sólo con masaje cardiaco. Sobrevivió un 11% en el primer caso y un 12,5% en el segundo, lo que no es una diferencia significativa. "Aunque hubo una tendencia hacia una mejor evolución" en varios grupos de pacientes.

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